6.30 Pego, Alicante. Suena el despertador. Nervios, inquietud, expectación, ilusión, intranquilidad… Muchos sentimientos rondan mi mente, puede ser un gran día, o quizá quedarse en un día más, todo puede cambiar o seguir igual, pero es una oportunidad.
7.25 Pego, Alicante. Un autobús me lleva a Gandia, allí minutos más tarde cogeré un tren destino Valencia. Mi mente da vueltas, ¿Iré bien vestida? ¿Daré buena imagen? ¿Tal vez tengo que fingir una apariencia? ¿O ser yo misma será la mejor opción?
10.00 Renfe, Valencia. Gente, más gente, la estación está en obras, pienso, ando, reflexiono, puede ser el principio de una nueva vida, pero no debo hacerme ilusiones, seremos muchos y todo es posible, en unas horas saldré de dudas. Pero, sí, hay vida después de estudiar Publicidad y Relaciones Públicas.
11.00 Estación de metro de Xativa. Valencia. Se aproxima el momento, confusión, ilusión, miedo, impaciencia… una vibración me avisa de un nuevo mensaje al móvil, sí, mis amigos me desean suerte, una media sonrisa se dibuja en mi cara. Siempre se agradece contar con los amigos en los momentos importantes, y éste, pude ser uno de ellos. A las 12 es la cita, una jornada de formación me espera, la segunda de las fases, pasé la primera entrevista. Nervios.
11.45 Poeta Querol, Valencia. Es el momento, la puerta está abierta, entro. Una secretaria me pregunta mi nombre, prepara mi currículum, me hace rellenar unos impresos y me felicita, he sido seleccionada para cubrir una vacante. ‘Siéntese en la sala de espera’ me dice.
12.15 Sala de espera. Valencia. La sala ya está llena, 10 licenciados esperando, todos con el uniforme ‘entrevista de trabajo’. Tensión en el ambiente.
12.30 Sala de espera. Valencia. Seguimos allí, ¿La cita no era a las 12? Pienso en la primera entrevista, un tal Jaime, jefe de personal me cuenta una breve historia de la empresa, A.L.G, empresa de publicidad, comunicación, marketing y eventos, norteamericana. Insiste, requisito indispensable ser licenciado en Publicidad y Relaciones Publicas.
13.00 Sala de espera. Valencia. Una hora de retraso. Un candidato se ha ido murmurando sobre la falta de seriedad. No se si me alegro, somos uno menos, aunque pienso ‘ole tus cojones’. Los cada vez menos ilusionados candidatos empezamos hablar.
13.15 Sala de espera. Valencia. Por fin empiezan a llamar por nombres, uno, dos, tres, cuatro… Quedamos pocos y por fin, Maria Sendra, si, soy yo. ‘Flora, está será tu formadora, acompáñala, al final del día nos volveremos a reunir, intercambiaremos opiniones, experiencias y concretaremos contrato, jornada… la tercera fase’.
13.30 Poeta Querol. Valencia. Cinco mujeres, todas menores de 25 años nos esperan para dirigirnos a Foios, allí estaremos hasta las 20:30. Me sorprende, creo recordar que me dijeron que la formación era en Valencia capital, aunque pienso que puedan tener las oficinas allí. Me sorprende que todas sean argentinas, aunque bien sabemos los publicistas que los mejores anuncios salen de Argentina.
14.30 Foios. Valencia. Al fin voy a conocer la labor que desempeñan, me dicen que tome nota, al final del día seré evaluada. 5 pasos, 5 impulsos, 8 hábitos y 3 ingredientes. Anoto, memorizo… algo huele mal, mis expectativas empiezan a decaer… pregunto, pero medias respuestas, nada claro… No, no debo guiarme por la primera impresión. Espero.
15.00 Foios. Valencia. Manos a la obra. Se dividen las zonas, hojas de control, sigo a mi formadora. Me dice que no hable, observe. Pero, ¿Qué vamos hacer?, ¿Dónde vamos?, ¿Y las oficinas?, ¿El stand?, ¿El local?… Miles de preguntas abordan mi mente.
Vamos por la calle, llamamos a una puerta, sale un señor desmejorado. Ella empieza hablar, mucha labia, pocas palabras. Saca una factura de luz, ofrece cambios, pide libretas bancarias. El señor no se fía, nos cierra la puerta.
Mi formadora, mientras llama a una segunda puerta, me cuenta la labor que desempeñaré, ir de puerta en puerta, en nombre de otra empresa de luz, extranjera. Dice que congela los precios españoles, por tanto, ‘importante tener labia, cobro 100% a comisión, cada día una población’.
La puerta se abre, unos abuelitos valencianos se asoman, mi formadora les vende la moto, ellos están sorprendidos pero escuchan, no se enteran, habla muy rápido, letras pequeñas ilegibles, firman documentos sin leer, les pide libretas del banco… Me dan lástima. Datos, más datos… Pobre gente. No me gusta nada.
15.30 Foios, Valencia. Me aparto de mi formadora, hago una llamada de teléfono, me lo confirman, no estoy loca, esto es una mierda. Abandono. Es una estafa. Me han engañado. Tristeza, rabia…
16.00 MetroFoios, Valencia. Subo de nuevo al metro, me siendo estafada, desilusionada, desmotivada, triste. Hago una llamada, dos mensajes, desconecto. Me siento humillada, avergonzada… Por unos instantes creí que todo podía cambiar, que había llegado mi oportunidad. Recuerdo cuando me inscribí en la oferta “importante empresa de comunicación y publicidad norteamericana con central en Madrid abre sede en Valencia, requiere licenciados en el sector, mínimo 3 años de experiencia”. Me pregunto si A.L.G. sabe que es la publicidad, la comunicación o el marketing, quizá si saben algo de eventos o protocolo. Todo es una mentira.
Maribel Sendra